sábado, 14 de marzo de 2009
Dime cómo eres...
Soy una sombra, la sombra que proyecta la mortecina luz de un atardecer en primavera, difusa, difícil de determinar y por supuesto, ni clara ni oscura.
Soy un reflejo, el reflejo de aquellos que se acercan a mí. Me miran y ven la parte de mí que sale a su encuentro, a la que ellos llaman.
Creen que me conocen, pero sólo ven la marioneta, no al titiritero que dirige los hilos desde arriba.
Soy un loco intentando volverse cuerdo.
Soy un cuerdo luchando por volverse loco.
Soy quién quieras que sea.
Ahí está la ilusión, el prestigio, soy un millón de personas y a la vez no soy nadie.
Soy eso y más.
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2 comentarios:
Cada persona que hable contigo/connmigo recibe una imagen parcial de mí, depende del día que tenga, de las ganas de comunicarme, de lo bien que me caiga o de un millón de cosas; pero nadie nadie percibe nunca el total de una persona, somos demasiado subjetivos para percibirlo.
Muy cierto, demasiado complejos (añadiría yo)
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