
Nos pasamos la vida con miedo a no ser suficiente para los demás, aunque la sensación suele ser más acuciante con la persona amada, sobre todo porque tendemos a idealizar a esa persona.
"Nunca seré como te quiero"
Eso rezaba un libro que leí hace tiempo y me parece una buena manera de ilustrar esta entrada.
Hace poco tiempo un amigo rompía con su chica y tras una barrera de entereza se escondía todo un mundo de fragilidad. Mi amigo perdía y con el rechazo venía ese sentimiento de impotencia, de no haber conseguido ser bastante.
Encontró en una reflexión mía cierta ayuda, palabras que expresadas de un modo u otro han aparecido muchas veces a lo largo de este blog...
"Creo que buscar, anhelar algo es el germen de la infelicidad. La vida fluye, aferrarse a las cosas tan solo te genera sufrimiento. No puedes detener las olas del mar, así que en lugar de afanarte en intentarlo tan solo déjate mecer suavemente por ellas. Déjalas elegir, tal vez alguna elija quedarse contigo para siempre, y si no es así, sonríe mientras la ves marchar y alégrate del tiempo que pasó a tu lado, ese será tu regalo"
En fin, días de otoño, casi invierno ya, supongo que más que propicios para meditar y reflexionar